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«Los Genes no lo son Todo»

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La entrada de hoy son de las que hace tiempo que debí escribir, pero por motivos de falta de tiempo casi se queda en el tintero.Y Cuando digo hace tiempo me refiero al 20 de Julio y digo casi debido a que hoy El País Semanal me lo ha recordado.

Y no ha sido por casualidad, sino porque en las cartas a la revista, se critica el mismo artículo que yo quería comentar. Al grano…

Antes de empezar me gustaría que leyérais el artículo en cuestión, para que tengáis un criterio y luego lo discutimos…

Fué leer el primer párrafo y quedarme helado:

Descubrir que no tenemos muchos más genes que un gusano o que una mosca fue un duro golpe para el orgullo sapiens y quizá también para los científicos que pensaban que el ADN brindaría todas las respuestas sobre la condición humana. Aquello de “es genético” o “tiene el gen de…” dejó de tener demasiado sentido(1) ya a principios del milenio con la secuenciación del genoma humano. Y cada vez está más claro que lo que cuenta no es el ADN y su configuración, sino lo que lo rodea (2). La realidad es que no somos lo que está escrito en nuestros genes, sino lo que hacemos con ellos (3). La realidad es que podemos introducir cambios en nuestro genoma (4), y, lo que es aún más impactante, las modificaciones que introduzcamos pasarán a los hijos y a los nietos(5).

Si me lo permiten diré que (1) y (3) son mentiras y que (2), (4) y (5) son (por no decir mentira otra vez) verdades a medias.

Con la secuenciación de los genomas los GENES cobraron MUCHÍSIMO SENTIDO, y es que de eso se trataba. Está claro que nos llevamos sorpresas (y nos seguiremos sorprendiendo) y también está claro que lo que rodea es importante, pero porque regula lo que hay, y lo que hay son genes, la base de lo que somos. Está demostrado que se pueden introducir cambios en el genoma, pero la frase apunta que nuestra voluntad puede hacer muchas cosas en un campo en el que tenemos una gran limitación, y acabando, para que las modificaciones pasen a nuestros hijos y nietos tienen que caer en línea germinal, sino nada de nada.

Sin embargo, lo más importante y trascendente es que todos los cambios epigenéticos se transmiten a las generaciones futuras. Son ya famosos los experimentos con ratas de Michael Meaney de la McGill University de Montreal (Canadá), en los que se vio que cuando las hijas de madres descuidadas y poco amorosas eran criadas por ratas cariñosas y afectivas, la herencia genética quedaba de lado, y cuando esas hijas se convertían a su vez en progenitoras, se comportaban como sus madres adoptivas y no como las biológicas. Dicho de otro modo, la herencia no es ni mucho menos una fatalidad porque es posible cambiarla.

Me gustaría que me explicaran algo esto, porque para mí mezclar epigenética y etología es como mezclar los cojones con comer trigo. Seguro que en el fondo en bases comportamentales está metido el silenciamianto de genes y el activado de otros, pero así en general y así dicho…a mi, personalmente, me cuesta, por lo menos la generalización. Y el ser cariñoso me temo que mucho mucho no se transmite a nivel genético, sino que tiene más que ver con capacidades que tenemos que APRENDER comportamentalmente.

Lo que propone Dispenza para utilizar la mente en nuestro beneficio, tanto físico como psíquico, tiene mucho que ver con lo que hicieron los individuos con tumores de próstata: cambiar el estilo de vida. “Si pensamos siempre de la misma manera y nos comportamos de la misma manera, el cerebro no cambia. Lo que tenemos que hacer es forzar al cerebro a activarse de forma diferente”. La idea biológica que subyace a esta afirmación es que es necesario romper los hábitos, proponerse actuar, pensar e incluso sentir de una manera distinta a la habitual.

En el contexto de la noticia, da a entender que tenemos la posibilidad de, mediante la correcta estimulación mental, cambiar situaciones patológicas. Ya hablaremos luego de Dispenza, pero esta idea, además de ser FALSA es PELIGROSA, ya que muchas personas con enfermedades incurables o crónicas pueden imaginarse una salida que no existe. Y eso, esta muy feo.

Como guinda:

Ahí entran los numerosos experimentos que se han realizado en torno a la meditación, las terapias conductistas y la visualización, entre otras. Sin embargo, siguen siendo cuestiones controvertidas, y muchos neurocientíficos prefieren no entrar en ellas por considerar que no son materia de ciencia. Se ha dicho muchas veces que éste es el siglo del cerebro, de modo que es de esperar que, al igual que la epigenética ha aparecido para cubrir las lagunas que dejaba la genética, surja una epineurología (epi, prefijo griego que significa sobre o por encima).

Ya metidos en gastos, y con el ladrillo que os estoy mandando al cuerpo, os dejo la crítica que hoy

DIANA LEVINTON ha enviado por correo a la revista:

…su autora se refiere a Joe Dispenza como «bioquímico estadounidense especializado en el funcionamiento de la mente». Joe Dispenza tiene un doctorado en quiropraxia por la Life University, y su prestigio está asociado en la participación en la película What the bleep do we know , un panfleto seudocientífico que ha batido récords de público en un mundo ansioso de respuestas. Uno de los supuestos científicos entrevistados, John Hagelin, recibió el Ig (ignoramus) Noble Price, un premio que se otorga en Harward para premiar AIR (Annals of Improvable Research). El único científico en serio, David Albert, inició un juicio a los productores por haber editado las cuatro horas de entrevista filmadas de tal modo que él aparece diciendo exactamente lo contrario de lo que piensa….En síntesis, Joe Dispenza no es un científico y darle autoridad a su palabra es contribuir a que se siga confundiendo ciencia con negocio….

Queda feo, muy feo poner a parir un artículo. Seguro que su escritora en ningún momento buscaba ni engañar ni decir cosas que no son ciertas. El problema está cuando no se sabe si son ciertas o no, y que «realidades» son más bonitas de contar. No sé si el texto les habrá dado el mismo parecer, pero empieza hablando de que los genes no son todo, que las modificaciones son lo importante, que nosotros podemos establecer modificaciones, y que esas modificaciones se pueden introducir psicológicamente. Uniones de medias verdades que dan la impresión de que podemos hacer cosas que realmente no podemos hacer. Medias verdades que son peligrosas…

Los primeros experimentos serios con ratones, dan la idea de que el ambiente es importante, solo eso. Y es importante en gran medida. Pero la genética está ahí, y hay cosas que una vez modificada no tiene solución. Si por lo que sea consigues las mutaciones suficientes para tener un cáncer, puedes hacer dieta, rezar, hacer el pino, que ahí va a estar…Las mutaciones no las cambias con el coco. Ojalá… Y si las tienes en el pulmón, tranquilo que tus hijos ni las olerán. Otra cosa es que a la vez que te castigaras el pulmón tus soldaditos recibieran parte del daño, y esa parte si la transmitirás…

Yo empecé a escribir este blog, porque me parece FUNDAMENTAL hacer divulgación científica para que la gente sepa lo que hay, para que tengan esperanzas cuando las hay, y para que las borren de su mente cuando no existen. Me parece que teniendo un blog hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, y escribiendo en El País no hace falta ni mentarlo.

Repito que no me gusta criticar, pero espero que por lo menos, la poquita gente que me lee, tenga presentes los matices citados. Y que cada uno obre en conciencia…